Construir una zona de paz

La muralla que divide uno de los más grandes proyectos de infraestructura vacacional y algunos de los sectores más pobres del cantón Atacames es una montaña. Las diferencias entre el un lado y el otro de la montaña son notables.

Cristel es una joven de 15 años, su madre es una de las cocineras que son contratadas por los vacacionistas de Casa Blanca para que les prepare los alimentos típicos de la zona, sobre todo en las temporadas de playa. Cristel estudia en un colegio público y es descendiente de los habitantes de la histórica comunidad de Same.

Daniel es un joven de 16 años, sus padres tienen un departamento al que van cuando las vacaciones lo permiten. Estudia en un colegio privado de Quito y, según ha dicho, siempre se ha preguntado qué realidad hay del otro lado de la montaña. Tiene un especial sensibilidad social, de hecho, ha conseguido donar varias casas que han sido construidas dentro de CAEMBA.

Los hechos se dieron de la siguiente manera: Daniel se unió a un grupo de voluntarios para construir seis casas justamente al otro lado de la montaña. Una de las casas estaba destinada a la mamá de Cristel. Se conocieron y trabajaron juntos por una ambiciosa iniciativa: el proyecto Same-Tonchigüe Próspero.

Sin proponerse, son parte de una realidad dolorosa, difícil. Desde la pandemia del COVID-19 la afluencia de turistas ha disminuido. Con el reciente desborde de la violencia, bajó todavía más. Eso ha provocado que la madre de Cristel y muchos de los habitantes de Same y Tonchigüe, quienes se beneficiaban de la dinámica económica del turismo, vean disminuir y hasta desaparecer sus ingresos (el caldo de cultivo para quienes reclutan para los grupos delincuenciales a jóvenes desesperados).

 

Hacia un cambio de modelo

 

Si se avanza en un modelo de desarrollo más inclusivo con los grupos vulnerables de la zona Same-Tonchigüe se generarán las condiciones que permitirán a las familias mejorar sus condiciones de vida, impulsar emprendimientos, obtener empleos, mejorar los ingresos para cubrir sus necesidades. El efecto estructural es que esta se convertirá en una zona de paz.

Esto les permitirá alcanzar una independencia económica, que es la mejor manera de cortar la dependencia con la delincuencia y la mejor vía para alcanzar el bienestar propio y el de sus familias.

Un nuevo modelo incluye capacitación vocacional para jóvenes, fondos semilla para emprendimientos, reinserción social para jóvenes que delinquen, construcción de viviendas dignas y la práctica de deportes con los niños y adolescente, que actualmente están en riesgo de ser seducidos por las bandas criminales.

¿El efecto inmediato?: reducir la inseguridad. Así, Same-Tonchigüe puede desarrollar su pleno potencial turístico y recuperar más de 1.000 puestos de empleo perdidos en los últimos años, un fuerte empuje para muchas posibilidades de desarrollo en la zona. 

 

Magnitud del cambio 

 

Lo que se proponte el proyecto Same-Tonchigüe Próspero, con la participación activa de los propietarios de bienes inmobiliarios turísticos y de los habitantes tradicionales de la zona, es ambicioso. Pero perfectamente posible:

  1. Construir aproximadamente 150 viviendas en 4 años, para que en el sector no existan familias que vivan en condiciones precarias;
  2. Capacitar al menos a 100 jefas de familia y a 200 jóvenes en situación de pobreza y vulnerabilidad, en oficios profesionales de alta demanda, que les permita emprender en negocios u obtener empleos plenos;
  3. Se prevé entregar 100 fondos semilla para fomentar emprendimientos; y,
  4. También se debe tener espacios deportivos y entrenadores para que al menos 200 niños y adolescentes del sector puedan practicar deportes como fútbol, básquet y artes marciales; de esta manera se reinsertaría en la sociedad a 30 jóvenes en actividades legales, que actualmente forman parte de varias pandillas.

De esta manera, se espera reducir la inseguridad en el sector y fomentar la reactivación del turismo, que cuenta con más de 1.400 unidades vacacionales. Se podrían reactivar al menos 500 empleos fijos y 500 empleos de temporada, beneficiando directamente a 800 familias o 4.000 personas de la provincia más pobre y vulnerable de la costa de Ecuador.

Y de esta manera, se habrá roto la barrera que, de forma artificial, separa a Cristel y Daniel. Pero para que suceda hace falta un compromiso, pensar en el desarrollo equitativo como el instrumento que permitirá construir esta zona de paz.

 

Desarrollo sostenible

 

Este proyecto está diseñado para empoderar a mujeres que en la actualidad están en condición de pobreza y extrema pobreza, principalmente para alcanzar independencia económica. Dentro del consorcio de organizaciones que participan de la iniciativa existen organizaciones con gran experticia en temas de género y empoderamiento a mujeres.

Se espera un impacto ambiental positivo, que permitirá tanto a la comunidad como a los ocupantes de la infraestructura turística mantener en las mejores condiciones esa zona.  

Las posibilidades son tan amplias como las necesidades. Empujar este proyecto vaya más allá de entrega de dinero, pasa por apoyar con esfuerzo y con real sentido de solidaridad.

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Diversity, Equity, and Inclusion (DEI) Statement

Fundación Raíz is dedicated to diversity, equity, and inclusion (DEI), working with indigenous, Afro-Ecuadorian, Montubio, and Mestizo groups across Ecuador.

Our projects support various communities: Sionas, Siekopai, Kofan, Chachi, Kechwa, Waorani and Shuar, covering six linguistic families.

Our CAEMBA housing initiative focuses on the Afro-Ecuadorian and Montubio populations in Esmeraldas, addressing challenges of poverty and high crime rates. We commit to equitable treatment, opportunities for all, and the elimination of barriers to participation.

By valuing every voice and fostering community resilience, we aim to create a more inclusive, equitable society.

Our leadership is committed to DEI principles, ensuring our efforts reflect the diversity of the communities we serve and contribute to sustainable development and social justice.

DECLARACIÓN DE DIVERSIDAD, EQUIDAD E INCLUSIÓN

Fundación Raíz está dedicada a la diversidad, equidad e inclusión (DEI), trabajando con grupos indígenas, afroecuatorianos, montubios y mestizos en todo Ecuador.

Nuestros proyectos apoyan a varias comunidades, Sionas, Siekopai, Kofan, Chachi, Kechwa, Waorani y Shuar, cubriendo seis familias lingüísticas. Nuestra iniciativa de vivienda CAEMBA se centra en las poblaciones afroecuatorianas y montubias en Esmeraldas, abordando desafíos de pobreza y altas tasas de criminalidad.

Nos comprometemos a un trato equitativo, oportunidades para todos y la eliminación de barreras para la participación. Valorando cada voz y fomentando la resiliencia comunitaria, aspiramos a crear una sociedad más inclusiva y equitativa.

Nuestro liderazgo está comprometido con los principios de DEI, asegurando que nuestros esfuerzos reflejen la diversidad de las comunidades que servimos y contribuyan al desarrollo sostenible y la justicia social.